Escrito por: Laura Tatiana Gómez Castro
Estudiante de Medicina
Universidad del Quindío, 2010
La hipertensión arterial se ha tenido alrededor de los años como una enfermedad silenciosa y poco preocupante al obtenerse un tratamiento.
Patricia Ortega, una mujer de 63 años de edad, residente en la ciudad de Armenia, Colombia, es un ama de casa quien porta la enfermedad crónica de la hipertensión arterial. Según el portal de internet Medline Plus, dicha patología se define como una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre a través del cuerpo. En el momento en que se conoce que la paciente padece esta enfermedad, se comienza a tratar con Artensol, Aldomet 250mg y Lorbas, siendo cambiada, años más tarde, por Captopil y posteriormente por enalapril y Metoprolol de 50mg, el cual actualmente se le suministra en dosis de 100mg; estos fármacos fueron recetados por el antiguo Instituto Seguro Social en diferentes ciudades del país: Bogotá (Cundinamarca), Sogamoso (Boyacá), Fusagasugá y Armenia. Hoy en día se encuentra controlada su presión arterial con los últimos medicamentos recetados, teniendo una buena respuesta por parte de su organismo a este tratamiento.
La señora Patricia, es un ama de casa, se encuentra pensionada por el Instituto del Seguro Social, hoy Nueva EPS y siempre trabajó en el ámbito farmacológico, donde se desempeñó como expendedor de drogas por más de 35 años, en diferentes droguerías en la ciudad de Bogotá y de la ciudad de Armenia. Estuvo casada hace 8 años en una relación donde no tuvo hijos y actualmente se encuentra en el proceso de terminar su divorcio. Ella nace en la ciudad de Armenia y el 20 de octubre de 1951 se dirige junto a toda la familia al municipio de Garzón, Huila, donde vive por aproximadamente 7 años. Luego se mudan a la cuidad de Florencia, Caquetá habitándola por 8 años; seguida a esta, se dirige a la capital del país, ciudad donde reside por casi 30 años; y los últimos 7 años en la ciudad de Armenia donde actualmente vive.
Con lo referente a la clínica de ella, tenemos que la medicación actual nos brinda una variedad de medicamentos antihipertensivos, los cuales nos muestran la posibilidad de reducir la presión arterial por medio de diferentes mecanismos siendo esta la forma correcta y efectiva de dar mejoría a la evolución de pacientes hipertensos; Los medicamentos con su respectiva dosis son los siguientes: Metoprolol de 100mg 3 al día, Losartán de 50 mg 2 al día, enalapril de 20mg 3 al día, hidroclorotiazida de 25mg 1 al día, ácido acetil salicílico pediátrico 100mg 1 al día. Este tratamiento ha sido bastante efectivo y la paciente ha estado respondiendo de una buena manera, tanto que, sus records de presión arterial, han estado bajando progresivamente, restándole mensualmente un aproximado de 5 mmHg. Por otro lado, dentro de su historia clínica se han presentado, principalmente, dos eventos improvistos relacionados con la salud de la paciente: en primera instancia, una hospitalización en El Seminario Mayor, antes Clínica San Pedro Clavel (Bogotá) en diciembre de 2008, donde le suministran numerosos medicamentos para control. Posteriormente tuvo una hospitalización en La Clínica de la Sagrada Familia, con duración de 4 días, por una brusca elevación en la tensión arterial (200-140 mmHg); a partir de estos eventos, podemos demostrar que, causales como la altura y el estrés (que no se hace específico en este caso), son la prevalencia dentro de las etiologías que refiere la paciente al momento de una falla cardiaca o simplemente un alza brusca en su presión arterial.
Dando un poco hincapié en los eventos cardiovasculares presentados por la señora Patricia, tomando en especial aquel sucedido en la ciudad de Bogotá, se tiene que aquellos fallos repentinos del órgano impulsor de la sangre están íntimamente relacionados con el aumento de la presión arterial. Como bien lo refiere Varela (2007), en uno de sus artículos incluidos en la revista cardiológica de Colombia: “La hipertensión arterial es la primera causa de enfermedad coronaria isquémica, de enfermedad cerebro-vascular y de falla cardíaca, y es la segunda causa de enfermedad renal terminal. La relación entre la hiper-tensión arterial y la enfermedad cardiovascular es fuerte, continua (equiparable a relación de dosis efecto), consistente a través de los diferentes estudios, independiente y plausible con el conocimiento actual de la biología.” Siendo consecuentes con la afirmación de Valero, se podría afirmar que el evento cardiovascular presentado por la señora Patricia en el ciudad de Bogotá, fue una repentina falla cardiaca gracias a su hipertensión arterial.
Siguiendo con el análisis del tratamiento de la paciente, ella se encuentra tomando la siguiente medicación: Metoprolol de 100mg 3 al día, Losartán de 50 mg 2 al día, enalapril de 20mg 3 al día, hidroclorotiazida de 25mg 1 al día y ácido acetil salicílico pediátrico 100mg 1 al día. Haciendo énfasis en el primer medicamento, sabemos que este betabloqueador es uno de los fármacos más usados desde que se descubrió, pero, el cuestionamiento que se genera a partir de incluirlo en esta paciente, es porque, como bien lo dice Vélez (2007): “Están indicados en pacientes blancos jóvenes, en aquellos con taquicardia en reposo o componente adrenérgico asociado.... No se aconseja su utilización en pacientes ancianos.” Por esta razón lo pongo a discusión teniendo en cuenta que en las personas mayores generan una mayor prevalencia con respecto a una mortalidad en tiempo no debido, por tanto el medicamento podría considerarse no efectivo en mujeres mayores de aproximadamente 60 años. Es extraño entonces que se encuentre medicada con dicho producto,pero, por otro lado, el refuerzo que se le hace con los demás medicamentos podría suplir la necesidad de control de su presión, falencia que el Metoprolol no le suple.
Continuando con el análisis farmacológico de la paciente, de enalapril, se le suministra una tableta de 20mg 3 al día, este se encuentra enmarcado dentro del grupo de los IECA (inhibidores de la encima convertidora de la angiotensina). Es de creer que es un acierto el recetar este tipo de medicamentos en una paciente con hipertensión arterial crónica junto con diuréticos como la hidroclorotiazida; como bien lo refiere Gómez (2007) en su artículo: “El efecto antihipertensivo de los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, aumenta de manera significativa cuando se combinan con diuréticos”. Esto, debido a que dentro del riñón, comienza uno de los procesos iniciales para la creación de la angiotensina I, que posteriormente se convertirá en angiotensina II mediante su respectiva enzima: la ECA. Lo anterior se resume en algo llamado sistema renina – angiotensina – aldosterona, por medio del cual se da la creación de la angiotensina II, sustancia promotora de la hipertensión arterial; mediante la conjugación entre angiotensinógeno con la renina, esta última producida por los riñones.
Dejando a un lado la terapéutica con enfoque farmacológico, es conveniente mencionar que las metas del tratamiento en pacientes con hipertensión arterial varían con respecto a las que se consideran normales. Por ejemplo, se dice que una presión arterial normal se encuentra entre aproximadamente 120 – 80 mmHg, pero, como dice Palacio (2007) en la Revista Colombiana de Cardiología: “en los pacientes con esta enfermedad crónica las cifras son un poco más altas: En la población general de hipertensos, la meta de presión arterial es menor a 140/90; en pacientes con eventos cardiovasculares previos o compromiso de órgano blanco, la meta debe ser inferior y debe tener en cuenta el riesgo cardiovascular global de los pacientes”. Estos valores los encontramos en los pacientes hipertensos en general, pero, por ejemplo en personas que padecen tanto HTA como Diabetes, las cifras serían de 130 - 80 mmHg; los que conjunto con la hipertensión sufren una proteinuria mayor de 1 g, se dice que lo correcto es 125 – 75 mmHg. Y así encontramos varias conjugaciones que dependiendo el paciente, son fijadas como metas a alcanzar.
En Colombia se han encontrado miles de casos de HTA; a continuación se expondrán 3 de ellos: primero, tenemos una paciente de sexo femenino llamada Olga Ortiz. La paciente tiene 42 años, vive en la ciudad de Pereira, Se le diagnosticó hipertensión arterial hace 10 años y se le ha medicado todo este tiempo con Metoprolol de 100 mg 3 veces al día, Hidroclorotiazida de 25 mg cada día y amlodipono de 5mg diarios; además se le realizó un monitoreo mediante un Holter el cual ha tenido resultados normales; finalmente se encuentra con una presión arterial de aproximadamente de 140 – 90 lo cual nos indica que está en estado controlado.
Muy cercano a este caso, se encontró el de la Señora Sara Lozada, quien nace el 31 de diciembre del año 1920 en Manizales, Caldas y muere el 12 de noviembre de 1989 en la misma ciudad; se le diagnosticó HTA en la Clínica de la Presentación de esta ciudad cuando la paciente tenía aproximadamente 40 años. La señora Sara presenta varios eventos cardiovasculares dentro de los cuales se encuentran una embolia que le provoca la pérdida de la visión del ojo derecho temporalmente, seguido a esto sufre un derrame cerebral y por este motivo una hemiplejia derecha durante 11 años. Así mismo, a modo de complicación también padeció de diabetes, enfermedad por la cual sufrió el llamado pié diabético y posteriormente un ataque hipoglicémico, evento que le costó la muerte a la paciente.
También, está el caso del señor Jesús Ortiz, habitante actual de la ciudad de Armenia, Quindío, quien también padece la enfermedad en cuestión; es administrador de una empresa de electrodomésticos de la ciudad, se encuentra casado y tiene como única hija una menor de 13 años. La enfermedad le fue diagnosticada en la Clínica Central del Quindío durante un chequeo general hace aproximadamente 15 años. Toma actualmente hidroclorotiazida, Metoprolol y Captopril, medicamentos que suministra su EPS. Su curso de la enfermedad es estable y cuenta con una presión arterial alrededor de los 135 a 130 - 80 mmHg, lo cual nos indica que nos estamos refiriendo a un paciente con HTA y una posible Diabetes.
En Colombia, el estudio nacional de factores de riesgo de enfermedades crónicas ENFREC II, realizado en 2004, proyectó una prevalencia de hipertensión arterial de 12,3%, comparándolo con otros países como lo son Estados Unidos, Canadá y Ecuador. Es de resaltar que el estudio de ecuador se tomó en una provincia llamada Borbón y por esta razón su prevalencia s encuentra tan alta sobretodo con respecto al país colombiano que está alrededor de los 12,3 %. Estas cifras son muy importantes puesto que nos muestra el porcentaje de la población que tiene prevalencia a padecer hipertensión arterial, valor que se encuentra alto aún puesto que no se han tomado de una manera muy seria las medidas claras para reducir este 12,3 % antes que se aumente y no se pueda controlar.
Haciendo alusión al tema que anteriormente se mencionó acerca de la relación entre altura de la cuidad y la presión del cuerpo, se presenta la siguiente gráfica. Se tiene entonces unas cifras que nos muestran la prevalencia de hipertensión arterial en personas que viven en la cosa Caribe colombiana. Aquí se muestra y confirma que la altura interviene en la presión arterial teniendo en cuenta que, en la costa Caribe en la gran parte de su territorio, las ciudades se encuentran al nivel del mar, siendo estas las regiones de Colombia donde existe menor índice de presión arterial alta.
Entre tanto, se tienen algunas cifras de la etiología en muerte prenatal en Colombia, estas nos indican las 7 principales causas partiendo desde sucesos inesperados, como enfermedades en la madre, entre estas, la HTA. Esta patología cardiaca la encontramos con un 12% de lo que refiere a las causas de este tipo de muerte, obteniendo el quinto lugar entre las 7 etiologías. Lo preocupante de esto es que su cifra es muy cercana a causas como el aborto con el 13% o las infecciones con el 15%, motivos que podrían creerse más graves que una enfermedad silenciosa como lo es la hipertensión arterial.
Las complicaciones que se pueden desprender de esta patología son muy variadas, en este caso la paciente se encuentra medicada de una manera adecuada, por consiguiente tiene un buen pronóstico siempre y cuando se siga estrictamente la toma de los medicamentos. Si la paciente no sigue el régimen terapéutico establecido, lo más probable es que genere una falla cardiaca fulminante y le produzca la muerte. Otras complicaciones que podría desencadenar el hecho de no seguir el tratamiento podrían ser simples ateromas dentro de su sistema circulatorio y otras complicaciones menores no serían causa de mayor preocupación. Finalmente, se podría dar por sentado que el pronóstico de la paciente es bueno en el sentido que esta tiene un régimen bastante estricto sobre las dosis y la toma de sus medicamentos, por otro lado el tratamiento es el adecuado y por esto también puede reducir la posibilidad de padecer una muerte que con una debida terapéutica, podría evitarse.
La HTA es uno de los mecanismos con mayor prevalencia dentro de nuestra sociedad y que cada vez está cogiendo más fuerza porque no se ha hecho una debida promoción y prevención de su padecimiento. Es importante que dentro de las instituciones públicas se realice un tamizaje de las personas que se pueden encontrar en los límites cercanos a ser hipertensos (pre-hipertensos) ya que ese es el momento en el que se puede frenar la enfermedad e impedir su curso natural. Por otro lado, se debería tener en cuenta que actualmente esta enfermedad no se limita a personas con edades avanzadas, han existido casos de personas entre 20 a 30 años que la HTA les ha provocado la muerte. Por lo tanto, su pronóstico depende mucho de si se toma o no el debido tratamiento para contrarrestar los efectos que ella produce, los cuales podrían causar la muerte en el caso de no frenar su curso natural.
BIBLIOGRAFÍA
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· Palacio, Ana (2007). Metas del tratamiento de la hipertensión arterial. Revista colombiana de cardiología. Vol. 13, suplemento 1, p. 209 – 211.